Por suerte, no soy un empresario perfecto ni lo sé todo

Por suerte, no soy un empresario perfecto ni lo sé todo

Por suerte, no soy un empresario perfecto ni lo sé todo

  • ¿Porqué nos cuesta tanto reconocerlo?
  • ¿Qué limitaciones nos aporta creernos empresarios casi perfectos?
  • ¿Qué posibilidades nos abre reconocer que no podemos saberlo todo ni ser perfectos?
  • Aprender a mostrar nuestra imperfección humana hace que necesitemos a nuestro equipo para progresar. El conjunto de nuestros colaboradores nos hace más fuertes como empresa: cada uno aporta lo mejor de sí mismo, formando un equipo complementario ganador.

Dirigir desde la Exigencia

Cuando luchamos como empresarios para ser perfectos, en una exigencia sin cuartel contra nosotros mismos, sufrimos porque nunca llegamos a conseguir la perfección. Nos produce ansiedad la frase que nos auto-imponemos: «Tengo que…», «Nunca consigo llegar a…». Es más, nos da pánico fracasar y llegar a pensar que somos unos empresarios inútiles, que no somos lo suficientemente buenos y podemos llegar a tener sentimientos de culpabilidad.

Si nos creemos perfectos como empresarios, exigiremos la perfección a todos nuestros trabajadores. Puesto que ésta no es alcanzable, solo provocaremos frustración.

¿Y qué hacemos con nuestros empleados? Los dirigimos desde la exigencia: «Tienes que ……». Consideramos que nuestros trabajadores no son seres suficientemente adultos para saber lo que quieren y que son inmaduros para realizar su propio trabajo. Dirigimos desde las instrucciones de lo que «hay que hacer». Y después evaluamos lo que ha faltado para alcanzar lo que se había dicho que era necesario alcanzar. Aunque un empleado haya hecho muy buen trabajo, desde nuestra exigencia, siempre le vamos a decir lo que ha faltado, aunque sea mínimo.

exigencia vs excelencia

Liderar desde la Excelencia

La actitud de la excelencia acepta el error humano sobre lo que «se ha hecho» en una determinada circunstancia en lugar de recaer sobre el propio ser. Es decir, cuando alguien exigente fracasa, considera que ha sido él, como persona, el que ha sido inútil porque no ha llegado al umbral que se ha auto-impuesto. En cambio, desde una actitud de excelencia, considera que el error ha sido en la manera de hacer aquello, en esta ocasión y no contra la persona que lo ha hecho, como ser.

Si asumimos como empresarios que no podemos saberlo todo, ni ser perfectos, necesitaremos a nuestro equipo. Cuando los colaboradores se sienten escuchados, todos podemos ir por el camino de la excelencia.

En el camino de la excelencia, el liderazgo se centra en la mejora continua, el aprendizaje y el crecimiento de las personas. En la excelencia, se comparten los objetivos con el equipo, se dialoga sobre ellos y se adquieren compromisos mutuos para alcanzarlos. Cuando el líder está al servicio de sus colaboradores, tratándolos como verdaderos adultos capaces de tomar sus propias decisiones y responsabilidades, se pasa a un nivel superior de eficacia. Es el paso que da cada miembro del grupo de pensar «Tengo que hacer esto que me dice el jefe…» (exigencia) al «Quiero hacer esto porque estoy comprometido con el proyecto…» (excelencia).

Comparte los retos de tu empresa con tu equipo

¿Y esto cómo se hace?  Solo es cuestión de creerlo y empezar a practicarlo. Todo se puede entrenar, nada es inamovible. Una vez que se ha entendido la diferencia entre exigencia (perfección) y excelencia (mejora permanente), y se reconocen las ventajas de mostrarse humano, emprender un nuevo camino es posible. Y es absolutamente necesario para conseguir la rentabilidad de cualquier empresa.

En mis sesiones de «Coaching Visual Estrátegico» acompaño a los empresarios y a sus equipos a aprender a escucharse unos a otros, desde la excelencia, para conseguir los objetivos que se proponen.

Para ello, -lo que a mi me ha ido siempre bien en la dirección de empresas-, entreno al empresario y a sus colaboradores a compartir la estrategia general del negocio, desde las mismas bases, con el método del «Proceso espiral». Dicho proceso, según el estadio de la empresa, se puede centrar más en las fases iniciales de definición o en las fases finales de implantación de un plan estratégico. Por suerte, no soy un empresario perfecto ni lo sé todo.

Este vídeo te ayudará en entender el concepto de exigencia.

elespejodelcoaching: exigencia vs excelencia

CONCLUSION: Cuando el empresario descubre que no tiene porque ser perfecto y saberlo todo (exigencia), abre las posibilidades a necesitar a su equipo para compartir los objetivos y alcanzarlos desde la excelencia.

Por suerte, no soy un empresario perfecto ni lo sé todo.

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