¿Tu autoexigencia te oprime? ¿Qué retos te planteas? ¿Cómo los consigues? ¿Qué haces si no los alcanzas? Y sobretodo, ¿cómo vives tus fracasos?
El mapa mental de la exigencia
El modelo exigente tiene el siguiente ciclo:
- Me marco un objetivo cuantitativo, que fijo como umbral a conseguir sí o sí.
- Me paso todo el camino mirando lo que falta.
- Si falta un 10%, me recrimino que falta este 10%.
- Si falta un 5%, me culpo por no conseguir lo que me propongo.
- Hasta que llega un día que lo alcanzo y no lo celebro.
“Era mi obligación”
A continuación se establece un nuevo umbral, y vuelvo a vivir todo el proceso con lo que falta. En ningún momento disfruto del camino ni del 90% o 95% que ya he conseguido.
Estás en un ciclo que tu autoexigencia te oprime. No te deja respirar.
El mapa mental de la excelencia
El modelo basado en la excelencia lo podemos resumir en estos pasos:
- Empiezo a recorrer un camino en la dirección adecuada.
- Durante un tiempo las cosas van bien, hasta que me tropiezo con un error. Algo va mal.
- Interpreto el error como algo externo a mi, que he hecho así en esta ocasión.
- Aprendo de los errores para iniciar un nuevo ciclo de acción- error – aprendizaje.
- Voy disfrutando del camino y aprendiendo de cada nueva experiencia, ya sea positiva o negativa.
El camino de la excelencia no tiene fin. Siempre encuentra la oportunidad de incorporar nuevos aprendizajes.
Exigencia versus excelencia
En ambos casos hay esfuerzo. O incluso mucho esfuerzo y disciplina.
La exigencia tiene muy buen predicamento en nuestra sociedad. Pero tal como la vivimos nos oprime. El motivo es que, en el fondo del subconsciente, uno cree que es perfecto. Nadie a nivel racional lo reconocerá. Pero a nivel inconsciente, una parte de nosotros se niega a reconocer sus imperfecciones. Los malos resultados de su exigencia los vive como fracaso personal sobre su persona. “Si no llego al umbral, es que soy un desastre como persona”. Por eso oprime.
La excelencia parte de otra premisa. Cada uno es imperfecto, radicalmente humano. Si uno se equivoca, es un error de algo que ha hecho. No va contra su persona. Puesto que asume que tiene derecho a equivocarse (no es perfecto), extrae aprendizajes desde la humildad. Al final conseguirá retos mucho más ambiciosos que con la exigencia y además disfrutará del camino.
¿Cómo liberarse de tu autoexigencia que te oprime?
- Asume, de verdad, que eres imperfecto.
- Acepta tus imperfecciones.
- Muestra a los otros tu vulnerabilidad.
- Ya no tendrás que esconder tu imperfección que no quieres que descubran.
- Cuando te equivoques, ya no irás contra tu persona. No eres perfecto.
- En los errores verás oportunidades de aprender.
¿En tu empresa, la exigencia os oprime?
Si es el caso, os puedo ayudar a transitar de un modelo mental de exigencia a un mapa mental de excelencia.
He acompañado a muchas empresas a trabajar en un modelo de excelencia, con un aprendizaje constructivo en cada paso. Y a ir abandonando un modelo exigente que oprime sin contrapartidas positivas. En ambos casos, hay esfuerzo. La diferencia está en compartir en equipo una misma visión conjunta que se transita desde de la excelencia.
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