¿Confías en tu nuevo empleado?

¿Confías en tu nuevo empleado? Confiar o no confiar, esta es la cuestión.

Mi historia personal

En uno de mis primeros trabajos, bien jovencito, entré en una multinacional como responsable de formación empresarial.

En el primer día, sin apenas conocerme, mi jefe me dijo:

– Vas a diseñar con detalle todo el plan de formación de esta empresa de más de 5.000 trabajadores, en todos sus niveles.

– Glupps, pensé yo. No sé como lo voy a hacer.

– Muy fácil. Cada semana me enseñas el borrador de lo que estás haciendo y lo vamos comentando.

Todavía me acuerdo del primer borrador hecho en lápiz y papel sobre las primeras ideas. Sin importarle el formato, estuvimos comentando de manera constructiva estas primeras ideas, en un ambiente de confianza.

Si ante mi primera chapuza, mi jefe me hubiera pegado una bronca por el formato, no hubiera sembrado en mi la confianza necesaria para llevar a buen puerto un proyecto tan ambicioso.

DECIDIÓ confiar en mi. Fue su opción. Y yo hice lo posible para estar al nivel de la confianza que depositó en mi. Cada semana hacíamos el seguimiento de los avances. Yo no lo viví como un control, sino como una interacción positiva.

¿De entrada, confías o desconfías?

¿Cuando has incorporado a un nuevo trabajador en tu empresa, de entrada decides confiar en él? ¿O crees que lo correcto es desconfiar de entrada y que se gane tu confianza?

Por mi experiencia en los dos lados (como trabajador primero y como director general más tarde) he visto que confiar primero es mucho más efectivo para todas las partes. La formación continuada y el seguimiento regular facilitan el crecimiento personal y profesional de nuevo empleado.

Empezar por la desconfianza lleva a mecanismos de puro control, que no harán aumentar la confianza.

Así pues, como empresario, cuando incorporas a un nuevo empleado, ¿cuál es tu decisión inicial?

A) ¿Confiar?

B) ¿Desconfiar?

Según tu decisión, su rendimiento será uno u otro.